¿Se puede predecir cuando va a explotar una estrella?
A escala humana podríamos decir
que las estrellas son eternas. Nuestro Sol, sin ir más lejos, tiene
aproximadamente 5.000 millones de años y está cerca de la mitad de su vida. Y,
aunque no todas las estrellas son iguales y unas viven más tiempo que otras, el
orden de magnitud para la vida de una estrella es de miles de millones de años.
La eternidad, sin duda.
Cuando miramos al cielo
nocturno, nos encontramos con estrellas muy diferentes entre sí: unas están al
comienzo de su vida, otras las encontramos en una etapa más madura y, algunas
de ellas están en la fase final de su vida. No son pocas las estrellas que,
cuando mueren, nos regalan un espectáculo que no pasa desapercibido en nuestros
cielos, porque dependiendo del tamaño de la estrella, ese final consiste en una
explosión que convierte a la estrella en el punto más brillante de su galaxia.
Tanto es así, que puede brillar más que todas las otras estrellas de su galaxia
juntas.
Una estrella es una bola de
gas en equilibrio: por un lado, la gravedad quiere que la estrella colapse por
su propio peso y, por otro lado, las reacciones nucleares de fusión que tienen
lugar en su núcleo hacen que la estrella explote. Al final, la estrella se
mantiene en equilibrio mientras va consumiendo los átomos que la forman,
transformándolos en otros átomos más grandes debido a la fusión de los núcleos
atómicos.
Las estrellas sufren cambios
de tamaño durante su vida precisamente debido a que, con el tiempo, el
combustible que utiliza la estrella, cambia. Empieza siendo hidrógeno: el
elemento más simple y más abundante del Universo. La fusión del hidrógeno genera
helio y energía. La energía hace brillar a la estrella. Cuando el hidrógeno se
agota, la estrella comienza a fusionar helio. El helio es el siguiente elemento
en la tabla periódica de los elementos. Su fusión genera mucha más energía que
la fusión del hidrógeno. Por este motivo, cuando la estrella comienza a
fusionar helio en su interior, aumenta de tamaño, ya que la fuerza “expansiva”
de las reacciones nucleares es mayor.
Y así sucesivamente… porque
no olvidemos que las estrellas son las fábricas de los elementos químicos que forman
todo el Universo. Así que este, grosso modo, es el ciclo de las estrellas:
comienzan siendo bolas de hidrógeno y terminan expulsando al espacio exterior
una variedad enorme de átomos mucho más pesados que el hidrógeno, que se han
formado en su interior debido a las reacciones de fusión. El hierro, el oro, el
uranio… todos los elementos se han formado en el horno estelar y son expulsados
al entorno de la estrella cuando esta explota. Nunca tuvo tanto sentido la
frase “somos polvo de estrellas”.
Cuando una estrella explota,
desde la Tierra podemos ver cómo surge una nueva estrella en el firmamento que
brillará durante unos meses, hasta que su brillo baje tanto que deje de ser
visible. No olvidemos que la estrella ha muerto. Sin embargo, no todas las
estrellas explotan. Las que son pequeñas terminarán apagándose poco a poco
cuando terminen su combustible porque, al no tener masa suficiente, no es
posible que la gravedad comprima los núcleos de los átomos más pesados como
para que estos fusionen. Así que, cómo y cuánto vivirá una estrella depende de
su masa inicial.
Aproximadamente la mitad de
las estrellas que vemos son estrellas binarias. Son sistemas dobles donde una
estrella orbita alrededor de la otra. En realidad, ambas estrellas orbitan
alrededor del centro de masas común, pero si una de esas estrellas es mucho
mayor que otra, el centro de masas suele estar dentro o muy cerca de la
estrella más grande, por lo que podemos decir, sin temor a cometer un error,
que orbita una alrededor de la otra. Exactamente igual ocurre con el sistema
Tierra-Luna, donde el centro de masas de ambos cuerpos celestes está dentro del
radio de la Tierra.
Los sistemas dobles
habitualmente están formados por una gigante roja y una estrella mucho más
pequeña, una enana blanca. Y esta combinación extraña entre gigantismo y
enanismo tiene una peculiaridad que hace de estos sistemas algo muy
interesante: la estrella pequeña es capaz de robar material de las capas más
superficiales de la estrella gigante. Esto se debe a que una estrella gigante
es muy poco densa debido a que las explosiones que se dan en su interior son
tan violentas que hace que el equilibrio entre la gravedad y la explosión cause
que la estrella gigante se vuelva extremadamente grande y, por tanto, su
material se distribuya en un volumen muy grande, con lo que su densidad
disminuye mucho.
La estrella más cercana es
capaz de atraer gravitacionalmente parte del material de la gigante, con ayuda
también de los fuertes vientos estelares que salen de la propia estrella
gigante roja y eso genera un disco alrededor de la estrella más pequeña con
todo ese material. Y ese disco va creciendo y creciendo hasta que llega a un
límite que se conoce como límite de Chandrasekhar. En ese momento, el material
del disco cobra brillo propio debido a que tienen lugar reacciones nucleares
como si el material estuviera en el interior del núcleo de la estrella. Cuando
esto pasa, la estrella pasa a brillar tanto, que es como si hubiera una estrella
nueva en el firmamento, similar a cuando una estrella explota en forma de
supernova. Los tiempos de brillo son muy diferentes entre una supernova y una
nova de un sistema binario. La supernova llega a brillar durante meses,
mientras que una nova brillará durante días. A veces, uno o dos como mucho.
Y ahora mismo, a unos 3000
años luz de distancia, en la constelación de Corona Borealis, se encuentra un
sistema binario que pensamos que está a punto de alcanzar un máximo en su
brillo debido a este fenómeno. Según el profesor emérito de la Universidad
estatal de Louisiana, Bradley Schaefer, T Corona Borealis, pues así se conoce a
este sistema estelar formado por una gigante roja y una enana blanca, va a
llegar a su máximo de brillo en los próximos meses. ¿Cómo puede saber esto el
profesor Schaefer? Porque T Corona Borealis es lo que conocemos como una nova
recurrente y tiene un periodo de unos 80 años entre un máximo brillo y el
siguiente. La enana blanca roba material a la gigante roja, este material se
acumula llegando al límite de Chandrasekhar, cuando esto pasa, esas capas más
altas de material agregado explotan aumentando su brillo y el ciclo vuelve a
empezar una vez se ha liberado tensión al desaparecer el material agregado: la
estrella comienza a robar material de nuevo hasta que se acumula el suficiente
como para que explote de nuevo.
Analizando los datos de
TCrB, Schaefer ha comprobado que esta estrella logró un máximo en 1866 y otro
en 1946. Seguramente haya estallado más veces, pero sólo hay registros de estos
dos eventos. De hecho se piensa que todas las novas que se han detectado en el
pasado con un único estallido en realidad son novas recurrentes, como TCrB,
aunque su periodo puede ser tan grande que aún no se haya detectado un
siguiente estallido.
Volviendo a TcrB, es
interesante señalar que Schaefer ha descubierto analizando los datos que se
tienen del estallido ocurrido en 1946, que 7 ú 8 años antes de la explosión, se
registró un aumento de brillo en una longitud de onda determinada que se
observa con un filtro que se conoce como filtro B y justo un año antes de la
explosión, tuvo lugar una bajada muy brusca en el mismo filtro. Si a 1946 le
sumamos 80 años nos daría 2026, sin embargo, en la monitorización que está
realizando Schaefer del sistema binario, en 2023 tuvo lugar esa bajada de
brillo brusca del filtro B. Esto ha llevado a pensar a Schaefer que el
estallido de la nova es inminente.
Si alguien se está
preguntando por qué se produce esta caída de brillo, la explicación es muy
sencilla. La estrella enana es tan pequeña que cuando uno observa el sistema
doble prácticamente toda la luz que nos llega pertenece a la gigante roja. Sin
embargo, si utilizamos un filtro B que nos permite observar con más detalle la
parte más azul del espectro, en realidad lo que estamos haciendo es observar a
la enana blanca, puesto que al ser una estrella más fría, emite más en esa
parte del espectro que su compañera gigante. Digamos que el filtro nos permite
“bloquear” la luz de la estrella gigante y observar la luz de la estrella
enana, que emite mucho más en el ultravioleta.
Y es justo en el rango
ultravioleta del espectro donde se ha observado una caída muy llamativa de
brillo. Y la explicación de esa caída de brillo tiene que ver con el material
que la estrella enana ha ido robando durante 80 años a la gigante roja. Ese
material está saturando la superficie de la enana blanca y la opaca, haciendo
que se oscurezca. Además, es justo en ese momento de saturación del material
cuando se va a llegar al límite de Chandrasekhar produciéndose el estallido de
la nova.
El brillo normal de TCrB es
de una magnitud de 10,8 (recordemos que a partir de magnitud 6 el ojo humano ya
no puede detectar luz) y desde 2023 la magnitud aparente ha bajado una magnitud
y media. Estamos muy posiblemente ante esa bajada de brillo que anunciaba
Schaefer. Si estalla, se espera que su brillo aumente hasta la magnitud 2,
haciéndola perfectamente visible y muy brillante en nuestros cielos.
Además, si Schaefer tiene
razón y la estrella explotase antes de septiembre, nos encontraríamos en un
momento muy bueno para poderla observar, porque los mejores momentos para ver
TCrB van de primavera hasta finales de verano, con su mejor altura en el cielo
entre mayo y junio. A partir de septiembre se vuelve complicado poderla
observar porque estará ya muy baja en el horizonte.
Aquí te dejo la emisión en podcast:Episodio 8
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