La luna, parte segunda.- Curiosidades
Conocemos bastante bien nuestro satélite. No en vano, es el único cuerpo celeste, al margen de nuestro planeta, donde el ser humano ha puesto el pie. Si nos detenemos un momento en esta última frase, no podemos dejar de sentir un poco de vértigo. Pero es la realidad: hemos sido capaces de eso y mucho más. La primera prueba fueron los 21,6 kilos de rocas lunares que fueron extraídas por los astronautas del Apolo y traídas a la Tierra (entre 1969 y 1972 se trajeron 382 kg de rocas lunares). No fueron las primeras rocas que llegaron a nuestro planeta procedentes de la Luna. No. Hay procesos en el cosmos capaces de hacer llegar material de otros lugares a la Tierra. Por ejemplo, el impacto con un asteroide medianamente grande puede hacer que parte del material eyectado en el choque abandone la influencia gravitacional de la Luna y llegue a la Tierra. Ha pasado antes y pasará más veces.
John Wood, y entro ya en las
curiosidades, fue uno de los privilegiados a los que le tocó un trocito de Luna
para estudiarlo. Wood, geoquímico de la universidad de Harvard, se presentó en
Houston a requerimiento de la NASA para recoger sus 32 gramos de regolito
lunar. Para un geoquímico, aquello era una oportunidad de oro y Wood acudió no
exento de temor. De hecho, para evitar pérdidas o robos, algo cuyas
consecuencias no podría valorar ahora mismo en el caso de que hubiera sucedido
algo así, se cosió el recipiente con su trocito de Luna al interior del
bolsillo. Wood no perdió su muestra y fue uno de los privilegiados en estudiar
aquel material y comprobar parecidos y diferencias con el material terrestre.
Otra de las curiosidades se ha
descubierto más recientemente. La Luna está prácticamente deshidratada. En
aquellas primeras muestras no había rastro de agua en ninguna de las fórmulas
químicas del material analizado. Pero sabemos que en algunos cráteres parece
haber presencia de hielo a salvo del calor del Sol. No sólo eso: lo más
interesante es que contiene ciertos compuestos orgánicos. A priori esto no
debería extrañarnos mucho: los cometas están hechos de hielo y tienen
sustancias orgánicas en su interior. Basta que algún pequeño cometa se hubiera
estrellado en determinado sitio de la Luna, lejos de la luz del Sol, para que tuvieramos
el hielo y el material orgánico. Pero no sabemos a ciencia cierta cómo llegó
realmente el hielo a nuestro satélite. Sabemos que el hielo se encuentra ahí
tras analizar la nube producida por el impacto de una sonda en el hemisferio
sur lunar ocurrida en 2009. Pero para algunos científicos, como Sarah Crites,
de la universidad de Hawaii, el material orgánico se formó en la Luna: no llegó
a ella a lomos de un cometa. Crites y sus colaboradores han realizado
simulaciones por ordenador y han demostrado, repito, demostrado, que los rayos
cósmicos tienen suficiente energía como para cambiar la química del hielo lunar
y formar compuestos de carbono (es decir, materia orgánica). Una vez más, la
Luna nos ayuda a entender ciertos procesos fundamentales para el origen de la
vida.
Pero la mecánica lunar también es
interesante. Veamos algunos ejemplos:
·
La
Luna presenta rotación síncrona; es decir, sus periodos de rotación y
traslación son iguales entre sí. En concreto, 27.3 días. Eso significa algo que
todo el mundo conoce: la Luna muestra siempre la misma cara hacia nosotros.
·
Sin
embargo, alteraciones de su órbita debidas a las fuerzas de marea
gravitacionales nos permiten ver un 59% de su superficie, en vez del 50% que
deberíamos.
·
La
distancia media de la Tierra y la Luna es de 384.000 km y se incrementa en 3,7
cm cada año, la misma velocidad a la que crecen nuestras uñas. Esto se debe a
la aceleración que provoca en la Luna las protuberancias mareales terrestres.
La Luna gira más despacio que la tierra, que da una vuelta sobre sí misma cada
24 horas. Esto hace que las protuberancias mareales se adelanten al satélite y
tiren de él arrastrándolo y acelerándolo. Esta aceleración es mayor que la
atracción gravitatoria terrestre, por lo que causa ese alejamiento lunar.
·
Y
si la Tierra acelera a la Luna, por la propia conservación de las leyes
físicas, se requiere que la Tierre frene su rotación. Hace 600 millones de años
el día duraba unas 20 horas y 42 minutos y el año, por tanto, 423 días. La
Tierra va girando cada vez más lentamente sobre su eje. Una prueba de que esto
es así la encontramos en ciertos corales cuyo crecimiento es diario y, además,
marcan las estaciones.
Además de la mecánica
lunar, nuestro satélite tiene otras curiosidades que van a sorprender a más de
uno. Y si no, como muestra un botón:
·
En
1959, la sonda soviética Luna 3 (Lunik 3) logró fotografiar la cara oculta de
la Luna. Por primera vez, ojos humanos fueron capaces de ver aquel lugar vedado
a la humanidad desde el comienzo de los tiempos. Ese logro se considera el
origen de la Era Espacial.
·
Al
carecer de atmósfera, los meteoritos impactan contra la Luna sin haber sido ni
frenados, ni disminuidos en tamaño por abrasión. Una cantidad enorme de
partículas que pueden ir desde milímetros a metros impactan contra el suelo
lunar pulverizándolo. Esto hace que la superficie de la Luna esté cubierta de
un polvo fino llamado regolito. Precisamente ese polvo fino hace que la Luna
brille tanto al dispersar la luz procedente del Sol más eficazmente. Pero para
las primeras misiones espaciales, el regolito era un problema: no se sabía
cuánto espesor tenía y no estaba claro que una nave espacial que se posara
sobre el satélite no se hundiría en ese montón de polvo irremediablemente. Para
averiguarlo, se crearon las sondas Surveyor. Su misión fue exclusivamente
comprobar si el polvo lunar soportaría el peso de las naves Apolo y su
tripulación.
·
A
consecuencia también de la falta de atmósfera, la temperatura de la superficie
lunar varía dependiendo de si le da el Sol directamente o no. Esto hace que la
temperatura oscile de los 130ºC a plena luz del día, a los 170ºC bajo cero por
las noches.
·
Su
oblicuidad, es decir, la inclinación de su ecuador con respecto al plano donde
se sitúan los planetas en su órbita alrededor del Sol, es de apenas 1.5º. Eso
significa que la luz del Sol incide prácticamente a plomo en el ecuador lunar y
totalmente rasante en los polos. En el polo sur existe un cráter denominado
Shackleton (en honor al explorador irlandés que intentó repetidamente alcanzar
el polo sur terrestre entre 1904 y 1909). La luz del Sol nunca llega al fondo
del cráter y su temperatura es constante de 220ºC bajo cero.
·
El
viento solar da de lleno también sobre la Luna, puesto que nuestro satélite no
posee un campo magnético que lo impida. Esto provoca que se implanten sobre la
superficie lunar átomos ligeros provenientes del Sol. Átomos como el tritio. El
tritio es un excelente combustible para una central nuclear de fusión del
futuro, cuando se consiga hacer fusión en un laboratorio de manera rentable.
Hay tanto tritio en la Luna que se podrían cubrir las necesidades energéticas
de la humanidad durante más de mil años ininterrumpidamente.
·
La
Luna no muestra procesos geológicos activos. Por eso sorprende la diferencia
máxima de cotas, puesto que es tan grande como en la Tierra: la diferencia
entre las montañas más altas y las simas más profundas es de unos 16km. Y eso
es enorme, creedme.
·
El
programa Apolo de exploración lunar instaló sismógrafos para obtener datos del
interior lunar. La ausencia de agua y de otros materiales que absorban las
vibraciones hace que la Luna resuene como una campana cada vez que un meteorito
choca contra su superficie. También se detectan sonidos procedentes del
interior lunar debido a las fuerzas de marea de la Tierra. Los focos sísmicos
en estos casos llegan a situarse a unos 1000 km de la superficie, todo un
récord en nuestro Sistema Solar.
·
No
se sabe por qué, pero la corteza de la cara oculta es más gruesa que la corteza
de la cara visible. Es como si peláramos la mitad de una naranja y dejáramos la
piel en el otro lado. Esto hace que el centro de masas lunar esté desplazado
unos dos km del centro geométrico del satélite. Repito: el origen de esta
diferencia de espesores es desconocido.
·
El
primer libro de ciencia ficción del que se tiene registro se titula Somnium, el
Sueño, y narra el viaje a la Luna de unos viajeros y cómo contemplan la Tierra
desde nuestro satélite. El autor del libro fue el astrónomo alemán Johanes
Kepler (1571-1630).
·
El
programa Apolo encontró en la Luna vidrios de impacto con edades comprendidas
entre los 3920 y 3850 millones de años. Los asteroides tendrían centenares de
km de diámetro. El evento se conoce como Bombardeo Tardío Intenso. Sin duda
afectó a la Tierra, que probablemente recibió una mayor cantidad de impactos
debido a su mayor tamaño, en un momento en el que empezaba a surgir la vida en
nuestro planeta. Se desconoce si este bombardeo tuvo algo que ver con
surgimiento de la vida o si esterilizó nuestro planeta antes de que la vida
volviera a florecer de nuevo, esta vez ya definitivamente.
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